El COVID-19 hizo que la demanda en algunos consultorios adyacentes a farmacias se triplicara porque son accesibles en costos, y porque las personas temen contagiarse en los hospitales públicos.
“Hay días que damos hasta 60 consultas y antes de la pandemia en uno muy bueno atendíamos entre 20 y 25 personas. Muchos pacientes ya llegan muy mal, pero tienen miedo de ir al hospital”, comentó el doctor Canto, de un consultorio de Farmacias Similares.
Óscar Zavala Martínez, presidente de la Unión Nacional Interdisciplinaria de Farmacias, Clínicas y Consultorios (Unifacc), dijo que las farmacias con consultorios antes de la pandemia atendían a un promedio de 10 personas diarias, pero ahora está dando de 35 a 40 consultas.
“La demanda aumentó porque la gente teme contagiarse y desconfían del sistema público. Además, los consultorios de farmacia son muy económicos”, comentó Zavala.
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Según datos de la Unifacc, 60 por ciento de las personas que asisten a un consultorio de farmacia cuentan con seguridad social.
El organismo indicó que mientras las consultas del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) disminuyeron, las de los consultorios privados tuvieron una mayor demanda, tan sólo en 2020 atendieron un promedio de 385 mil personas diarias, 100 mil más que en 2019.
TRABAJO PRECARIO
La mayoría de los médicos que trabajan en los consultorios de farmacias lo hacen bajo un esquema de comodato, es decir, la farmacia presta el espacio para que ellos atiendan, pero carecen de prestaciones.
“Es un empleo sin prestaciones, sin vacaciones, ni siquiera tenemos seguro, es algo paradójico”, comentó Enrique Mendoza, médico de la Fundación Best.
Por: Laura Quintero
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