COLUMNA INVITADA

Los floreros del gabinete presidencial

En apariencia es evidencia favorable para nuestro género respecto al acceso al poder y toma de decisiones. Pero ¿De qué ha servido eso?

OPINIÓN

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Sofía García / Opinión El Heraldo de México

Es la primera vez que las mujeres ocupan mayores espacios en el gabinete presidencial al tener a siete de ellas al frente de las secretarías de Estado. Durante el Gobierno de Ernesto Zedillo apenas hubo dos, con Vicente Fox tres, con Felipe Calderón seis mujeres ocuparon alguna cartera de primer nivel del gobierno y Enrique Peña Nieto apenas dio espacio a cinco.

En apariencia es evidencia favorable para nuestro género respecto al acceso al poder y toma de decisiones. Pero ¿De qué ha servido eso? No garantiza que se desarrollen e implementen estrategias y políticas públicas en materia de género que contribuyan a la disminución de la violencia y por ende los feminicidios.

---¿ Las mujeres que están en el gabinete sólo cumplen una cuota?, pregunté a Martha Tagle, diputada  por Movimiento Ciudadano e incansable feminista.

---No es una cuota: ocupan posiciones muy importantes, pero el presidente que tenemos centraliza el poder”, respondió.

---Entonces, ¿El que haya más mujeres en espacios de poder no garantiza que las mujeres se sientan seguras y acompañadas o que se generen e implementen estrategias que contribuyan a la disminución de la violencia?--- insistí.

--- Implementar planes y programas contra la violencia hacia las mujeres es una tarea de todos quienes tienen un espacio de toma de decisiones, pero cuando estamos en un sistema en la que la voz del titular del Ejecutivo es ley, y éste minimiza la violencia, hacia abajo tiene un impacto que dificulta que el tema se tome en serio--- puntualizó.

Estoy segura que muchas celebramos que tuviéramos una Secretaria de Gobernación con toda la experiencia que la respalda en materia de justicia, sensible a temas que tanto nos han lastimado, defensora de los derechos humanos, de la libertad de expresión y la liberación de la mujer.

Basta recordar que la exministra Olga Sánchez Cordero estuvo a favor del derecho al matrimonio de las personas del mismo sexo y votó a favor de avalar estas uniones.

Sin embargo, el sello que la caracterizó en la Suprema Corte se borró en este sexenio como funcionaria pública. En el poder ejecutivo ella es la encargada de la política interna del país y Sánchez Cordero tiene  bajo su tutela, la Comisión Nacional para Prevenir y Erradicar la Violencia contra las Mujeres (CONAVIM), además preside el Sistema Nacional de Violencia, uno de los mecanismos más importantes para prevenir y erradicar la violencia contra las mujeres en nuestro país en el que también participa el Instituto Nacional de las Mujeres.

En lo que va de 2020 se han cometido 645 feminicidios y de acuerdo al Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP), en los últimos seis años, las víctimas por el delito de feminicidio aumentaron 145%. ¡145%!

Entonces, si hay que reconocer que hoy son más mujeres en espacios de poder, y que esto es parte de la lucha de hace muchos años encabezada por feministas y mujeres comprometidas que buscan un país con igualdad de oportunidades y sin violencia de género, pero eso no ha sido favorable para las mujeres que volvemos del trabajo, o para quienes van a la escuela o para quienes van a la tienda y no regresan porque las desaparecieron o asesinaron. Olga Sánchez Cordero incluso ha justificado al presidente quien rechaza el incremento de violencia contra las mujeres.

En resumen, antes las mujeres simplemente no estaban en espacios de poder y únicamente quienes tomaban las decisiones eran los hombres, hoy hay muchas mujeres en espacios de poder sin la posibilidad de hablar ni decidir y mucho menos de arrastrar el lápiz para generar políticas públicas que ayuden a enfrentar el grave problema.

Las mujeres somos el 51% de la población en México (y en el mundo) y somos tratadas como una minoría, sin contar que cada vez son más las mujeres víctimas de la violencia en este país o las que dedican su vida a buscar a sus hijas e hijos desaparecidos, son las más afectadas por el acceso a la educación y no cuentan con mecanismos públicos que les permitan un mejor desarrollo laboral.

Ojalá que las mujeres que lleguen o estén en esos espacios de poder, puedan hacer la diferencia, y que no sean solo parte de una escenografía o floreros que solo sirven de adorno o para decirle al presidente que en el reloj es la hora que él desee que sea.

 

POR SOFÍA GARCÍA 

CONDUCTORA DE EL HERALDO RADIO

@SOFIGARCIAMX