LA MODA Y SU GENTE

Vivir y vestir a la medida, porque uno mismo se pone la etiqueta

Después de todo ¡mi adolescencia fue en los años 80! Usted perdonará (o no), pero eso es algo que no pasa desapercibido

OPINIÓN

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Lina Holtzman / La Moda y su Gente / Opinión El Heraldo de México Créditos: Foto: Especial

Nunca fui una chica que pusiera especial atención a la etiqueta de lo que llevaba puesto. En casa no me enseñaron eso. ¡Ojo! No quiere decir que lo que eligiera para vestir me fuese indiferente. Distanciemos el concepto de darle importancia a una marca, al de interesarse por un estilo. Eso siempre fue para mí motivo de diversión y estrategia de seducción. Después de todo ¡mi adolescencia fue en los años 80! Usted perdonará (o no), pero eso es algo que no pasa desapercibido.

Girls just want to have fun, más que una canción se convirtió en un himno para quienes buscábamos hacer de nuestra voz una bandera. Y por voz no me refiero nada más a palabras, sino a silencios, que bien representados están por lo que llevamos puesto, no nada más ropa sino peinado, fragancia, make up. Sí, Cindy Lauper rompió barreras antes que Madonna. Las cosas como son. La magia, en aquel entonces, tenía su propio templo. Llevaba el nombre que le correspondía: Magic. Una discoteca en toda la extensión de la palabra en la que había romance, música de la Lauper, Duran Duran, Boy George, tacos al pastor (así es, porque no nos salíamos antes de las seis de la mañana).

Justo de eso platico en Muy Lina el podcast (bienvenidos a escucharnos, en Spotify y iTunes): en aquellos tiempos los novios tenían prohibido pasar su mano por nuestro copete, y el color en el rostro no tenía porque aplicarse con medida.

La pregunta, en aquel entonces, se hacía en inglés: ¿Guess? La llevábamos en la bolsa trasera de los jeans, después en playeras y sudaderas. La pregunta era literal y metafórica. Eramos jóvenes exploradores y para eso utilizábamos la ropa, el maquillaje, el spray para el peinado y las fragancias, intensas, como nosotros. Por cierto, justo hoy llevo puesta una recién lanzada: Guess Los Angeles 1981, que hace homenaje a esos tiempos que llevamos algunos en el corazón (y en nuestras playlists) y otros, más bien, por un afán de amor a lo vintage (OMG! Me he auto declarado humano de colección).

Aquel más es más con el tiempo evolucionó. Calvin Klein tuvo mucho que ver. Con él tuve el privilegio de coincidir en algunas ocasiones en NYC, y mientras nos uniformaba a todos de all black y después all gray, en líneas simples, casi minimalistas, él era un buen ejemplo de que lo que no combina, combina. No, no es ironía, es filosofía de vida.

Demos la bienvenida a lo que desacomoda, a lo que invita a reinventarnos. Les garantizo que ser a la medida, es la única forma de SER.

POR LINA HOLTZMAN
COLABORADORA
@LINAGLOW