CLARABOYA

El reto demócrata

La credibilidad de los Estados Unidos en el sistema internacional se está viendo severamente afectada, convirtiendo a una de las democracias más reconocidas en el mundo, en un ejemplo más de populismo y autoritarismo

OPINIÓN

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Azul Etcheverry / Claraboya / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

A poco más de diez días de haber concluido el proceso electoral, aún está por definirse oficialmente quién será el próximo presidente de los Estados Unidos ante un ambiente de incertidumbre y polarización generalizado. Sin embargo, el proceso dejó algunas certezas que vale la pena ir rescatando, para con ellas, ir hilvanando el escenario sanitario, social, político y económico de ese país próximos cuatro años.

En principio, estas elecciones representaron el mayor ejercicio democrático en la historia del vecino del norte. Hasta el momento, Joe Biden ha conseguido 290 de los 270 votos electorales de los necesarios para ganar la elección, lo que se traduce en que más 77 millones 668 mil estadounidenses tomaron la decisión de sumarse al proyecto demócrata para el próximo periodo presidencial.

Lo anterior, ocurre en gran parte como un voto de protesta ante la forma visceral, racista y misógina de hacer “política” del presidente Donald Trump, no obstante, es fundamental destacar que en su intento de reelección el presidente obtuvo más de 72 millones de votos de quienes no sólo toleran sus ardides, sino que comparten la perspectiva más cruda del establishment conservador republicano.

Han sido cuatro años en los que se normalizó el abuso constante del poder que nos hacen recordar autoritarismos como el del expresidente Nixon a partir de los cuales la investidura presidencial pareciera inmune ante el escrutinio público y el rigor de la ley. Sin importar el comentario o decisión ejecutiva, el presidente Trump basó sus actuar político exaltando preceptos propios del Movimiento Tea Party que resonaron fuerte en sus bases más radicales en zonas rurales y del sur del país.

Esta arenga por la reivindicación del American Way of Life fue la que fortaleció movimientos racistas como el KKK cuya ideología permea a la gran mayoría de los cuerpos policiacos que abusan del uso de la fuerza pública ante sociedades que juraron proteger, cuando se trata de minorías raciales.

Si bien Donald Trump, el individuo, dejará a final de año la oficina presidencial, como todo parece indicar, su ideología perdurará y se multiplicará en los bloques conservadores de Washington los cuales ya empiezan a mostrar algunas de sus consecuencias. Ejemplos de ello, son la inexistencia de un proceso de transición de gobierno con el presidente electo, a pesar de que ello implique temas de gobernabilidad y seguridad nacional; además no son pocos los funcionarios republicanos estatales y federales que no reconocen a Biden como el próximo presidente de Estados Unidos.

En ese sentido, el escenario republicano tras las elecciones se vio beneficiado a pesar de que los demócratas recuperaran la Casa Blanca. En el Congreso, si bien la facción azul conservó la mayoría, apenas lo hizo por un escaño, en tanto, los rojos recuperaron 6 posiciones. En lo que respecta al Senado la situación está muy cerrada. Mientras que en algunos estados el conteo de votos se tuvo que repetir por la estrecha diferencia en los resultados, los demócratas están a dos escaños de igualar el número de senadores, lo que resultaría clave con el voto de desempate de la Vicepresidenta Harris, si es que se desea avanzar en los proyectos legislativos del presidente electo Biden.

Por si fuera esto poco, la credibilidad de los Estados Unidos en el sistema internacional se está viendo severamente afectada, convirtiendo a una de las democracias más reconocidas en el mundo, en un ejemplo más de populismo y autoritarismo. Menudo reto el de dirimir problemas añejos de un país que pareciera no estar dispuesto a cambiar y con una pandemia que parece no ceder. Para seguir muy de cerca.

Por Azul Etcheverry
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@azuletcheverry