COLUMNA INVITADA

El mosaico de la política

Si la Ciudad de México es la caja de resonancia de la política nacional, la alcaldía Álvaro Obregón es un mosaico de la política de la capital, por lo tanto del país

OPINIÓN

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Martha Gutiérrez / Columna Invitada / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

Si la Ciudad de México es la caja de resonancia de la política nacional, la alcaldía Álvaro Obregón es un mosaico de la política de la capital, por lo tanto del país.

En esa alcaldía encontramos todos los segmentos de la población. Desde el Club Bosques de Santa Fe, un fraccionamiento-club de golf de los de mayor plusvalía en el país, zonas históricas como San Ángel o Chimalistac, otras con cierto poder adquisitivo como Las Águilas o Alpes, Unidades Habitacionales como la del IMSS de Santa Fe o Plateros, diseñada por el arquitecto Pani, hasta zonas populares como Barrio Norte, Desarrollo Urbano, la Cañada, la Araña o pueblos originarios como San Bartolo Ameyalco.

Ahí, el fenómeno político está en pleno apogeo por el desastre en gobernanza, servicios públicos, manejo de recursos (más bien desvíos) y relación con los vecinos en todos los estratos sociales por parte del gobierno de proximidad de la alcaldía. Es decir, el llamado cambio de 2018 está siendo boicoteado por la misma Layda Sansores, que en los hechos, ha impulsado a que un gobierno que fue todavía peor y más repudiado (sobre todo por la corrupción) como el de el ex-alcalde Leonel Luna ahora tome oxígeno y se venda vis a vis como ejemplo de gobierno frente al de la señora Sansores.

A esto hay que sumar que los actuales diputados federales y locales electos por minoría no entendieron que la gente en 2018 voto por un cambio profundo de la representación política. La fortaleza de la tan cacareada 4T es en Álvaro Obregón un ex-integrante del Grupo Garibaldi, que lo mismo confunde una biblioteca que una librería, una vaquita marina con la vaquita amarilla, pero más allá, al votar por sus intereses particulares demuestra que no está ni con el ciudadano, ni con su partido, haciendo evidente su absoluto desapego a cualquier criterio político y territorial. Esa es la fortaleza de Morena y la 4T. Nombres como los de Lorena Villavicencio, Eduardo, Santillán (heredero del imperio de Leonel Luna), Isabela Rosales o Valentina Batres no significan nada para los ciudadanos. Con su ausencia territorial, ponen muy difícil el escenario a la circo-encuesta de Morena en todos los sectores  sociales y políticos de la ciudad y el resto del país. Sobre todo, porque ese es hoy el referente de la renombrada 4T del Presidente de la República. Sin duda Morena representa lo mismo de antes pero diferente; sale Pedro ladrón y entra Juan ratero, esa es la transformación.

Urge la  intervención de Claudia Sheinbaum y Alfonso Suarez del Real, comenzando con un manotazo enérgico de Andrés Manuel López Obrador, y que la encargada de la política interior Olga Sánchez Cordero ponga orden, porque lo que está en juego no son elecciones, son vidas humanas. Política profunda, porque a lo largo y ancho del país ya se comienza a pedir otro cambio.

Sin embargo, cuidado, ese cambio puede representar revivir a los hampones del pasado, y eso no sería lo ideal para nuestro país.

POR MARTHA GUTIÉRREZ
ANALISTA EN COMUNICACIÓN POLÍTICA
@MARTHAGTZ