EL DEDO EN LA LLAGA

Honestidad o integridad

La diferencia entre el ser y el deber ser va cambiando al mundo, al mismo tiempo que los valores

OPINIÓN

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Adriana Delgado Ruiz / El dedo en la llaga / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Foto: Especial

La Guía Ética para la Transformación de México debe discutirse y debatirse. Tenemos que ponernos de acuerdo en los valores que nos rijan, acordes con el tiempo y la circunstancia que vivimos.

Históricamente, las sociedades siempre han tenido una guía filosófica que orienta la creación de sus leyes, códigos y políticas públicas. 

La moral y la ética orientan objetivos y dirigen hacia resultados.

¿De qué ha servido, por ejemplo, imponer penas más severas al feminicidio si no se logra prevenirlo y erradicarlo? Tenemos
partidos políticos, pagados por nuestros impuestos, que se coaligan sólo por ganar una elección sin importar sus estatutos, principios o plataformas, dejando claro que los valores y el contenido son lo último que importa.

La corrupción está enquistada en nuestra sociedad, incluso al nivel de la cultura popular. 

“El que no tranza, no avanza”, hemos escuchado por muchos años. 

La impunidad que nos cuesta unos 422 mil millones de pesos cada año, de acuerdo con un estudio del Instituto Tecnológico y de
Estudios Superiores de Occidente y Creatura, Critical Thinking Advocates. La proyección oficial es que este año terminará con más
de 40 mil homicidios.

En vez de hacer a un lado una guía ética, debería haber más propuestas para enriquecer la discusión. La evolución social hace
que ideas evolucionen. La diferencia entre el ser y el deber ser va cambiando al mundo, al mismo tiempo que los valores morales y
éticos.

Los grandes filósofos y libertadores lo han dicho. 

El eudemonismo de Aristóteles sostiene que el principal criterio de la conducta moral del hombre es la aspiración a la felicidad personal y social, el sumo bien, basado en el desarrollo de las facultades intelectuales y la vida virtuosa.

El iusnaturalismo de Santo Tomás de Aquino defiende la existencia de derechos naturales irrenunciables, como la vida, la libertad y la propiedad, que deben servir de fundamento para las normas jurídicas positivas, es decir, las establecidas por los seres humanos.

El Benemérito de las Américas, Benito Juárez, decía: “Libre, y para mí sagrado, es el derecho de pensar. 

La educación es fundamental para la felicidad social; es el principio en el que descansan la libertad y el engrandecimiento de los
pueblos”.

La filosofía nos muestra muchas ideas para la reflexión. “Nadie tiene derecho sobre la propiedad de una persona, excepto ella
misma”, afirmaba el inglés John Locke.

Abraham Lincoln sentenció: “No puedes otorgar la fuerza al débil debilitando al fuerte; no puedes ayudar al pobre arruinando al rico”.

Con tantos enfoques y puntos de vista, el debate es fundamental. 

Jürgen Habermas sostenía que las normas morales deben ser consensuadas entre todos los miembros de la comunidad a través de un diálogo libre entre iguales.

La Guía Ética para la Transformación de México puede descargarse libremente en internet (https://www.gob.mx/presidencia/documentos/guia-etica-para-la-transformacion-de-mexico). 

Sus compiladores, Jesús Ramírez Cuevas, Enrique Galván Ochoa, José Agustín Ortiz Pinchetti, Margarita Valdés González, Pedro
Miguel Arce Montoya y Verónica Velasco Aranda recogieron los sentimientos de muchos participantes en consultas y foros en
diversas partes del territorio nacional.

Hay que continuar con ese ejercicio a escala cada vez mayor. La historia nos ha enseñado muchas veces que los regímenes totalitarios como el comunismo, socialismo y la mala aplicación del  sistema capitalista  son contrarios a la naturaleza humana y al deseo inherente de encontrar la felicidad.

Lo que deseamos de un gobierno y una sociedad es que sus ciudadanos puedan vivir en libertad. 

La libertad es la semilla de la competencia sana, el libre mercado, la prosperidad incluyente, la educación de calidad, la creatividad y la innovación. 

La libertad no es posible sin valores éticos y morales bien arraigados que guíen el actuar de cada individuo y el de cada institución siempre dirigida al bien común.

POR ADRIANA DELGADO
ADRIANAD16@YAHOO.COM.MX
@ADRIDELGADORUIZ