MALOS MODOS

Por una vacunación folclórica

O sea, no creo que nos volvamos así que digas un referente de la vacunación contemporánea

OPINIÓN

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Julio Patán / Malos modos / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

Las vacunas llegaron ya, y nuestro gobierno y sus propagandistas están que tocan el cielo con los dedos. Que aquí empieza el camino a la victoria, dijo el mariscal Ebrard; que mi abue vio la llegada de las vacunas y, transida de esperanza, se levantó de la silla de ruedas por primera vez en 30 años, se leía por ahí. ¿Tienen razón los de la 4T en abandonarse al triunfalismo? Mi opinión es que sí, aunque no por los motivos que imaginan o que dicen que imaginan.

O sea, no creo que nos volvamos así que digas un referente de la vacunación contemporánea. Por varias razones, entre ellas el hecho de que a cargo de ese asuntito, el de vacunar a 120 millones de compatriotas, está Hugo López-Gatell, que ya sabemos que no es exactamente el Messi de la epidemiología.

¿Por qué entonces digo que se vale abandonarse al triunfalismo? Porque el desafío de la vacunación nos permite consagrarnos mundialmente como el atractivo folclórico del grupo de las grandes economías… mientras pertenecemos a él. En esto vamos requetebién. Dos ejemplos son el simulacro de “llegada y traslado” de vacunas y la ceremonia de recepción de las primeras dosis.

El simulacro me pareció una joya, por esto: grabado en plan película de acción, logra conectarnos con una parte muy íntima de nuestra cultura. Con el cine de antes. Pienso, como dijo con acierto Alejandro Hope, en las pelis de Alex Dinamo, ese James Bond de la Mesoamérica priista (Julio Alemán) que pisaba el acelerador entre ruleteros y vendedores de fritanga, pero también en algunos momentos de los hermanos Almada y de Lola la Trailera, que, recordemos, filmaba “sus propias escenas de acción”.

La ceremonia de bienvenida a las vacunas, por su parte, nos pone en el camino del priismo setentero, una vez más. Aunque se quedaron cortos. Esa ceremoniosidad, ese despliegue solemne de secretarios de Estado, ese oficialismo vintage, pues, ameritaba un espectáculo de charrería y la Danza de los Venados, de preferencia con el Ballet Folclórico. A lo mejor se lo están reservando para cuando lleguen las vacunas que faltaron, o sea, como un millón cuatrocientas mil del millón cuatrocientos y cachito mil que nos prometieron.

Pero hay tiempo. ¿Que las primeras dosis van para el presidente y su familia? Montamos una escenografía con pirámides, contratamos a los concheros, ponemos harto copal y que los inyecten en medio del Zócalo, como un recordatorio del compromiso de la 4T con los pueblos originarios. ¿Que en 2023 llegamos a nuestro primeros 100 mil vacunados? Beatriz Gutiérrez, acompañada de la Sinfónica nacional, canta “Inocúlate la esperanza”.

Y es que este régimen iba a ser un referente planetario, ¿no? Bueno, pues está marcado el camino. Porque en otras áreas, digamos la economía, la salud o la seguridad, parece que no se va a armar.

POR JULIO PATÁN
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