ALHAJERO

Un gobernador en Palacio Nacional

En los tiempos de Santa Anna, del gobernador de Palacio dependían un conserje, un escribiente, dos mozos, un capellán, un relojero, dos serenos...

OPINIÓN

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Martha Anaya / Alhajero / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Foto: Especial

¿Cómo en los viejos-viejos tiempos? ¿Tan viejos como los de 1855?

Esta semana, el Presidente de la República instruyó a la Secretaría de Hacienda crear una unidad administrativa, adscrita al propio mandatario, y que estará a cargo de un servidor público designado por el propio Andrés Manuel López Obrador, al que se le denominará gobernador de Palacio Nacional.

Según el anteproyecto, dicho gobernador —al igual que a mediados del siglo XIX— tendrá la función de resguardar y mantener en buenas condiciones (conservación, restauración y/o mantenimiento a las instalaciones) el recinto en el que hoy en día reside y trabaja el jefe del Estado mexicano.

Pero vayamos a la historia.

La figura de gobernador de Palacio Nacional data del último de los periodos de gobierno de Antonio López de Santa Anna (1853-1855); etapa que, de acuerdo con Raúl González Lezama, investigador del Instituto Nacional de Estudios Históricos de las Revoluciones de México, “es la única en la que merece en realidad el calificativo de dictador”.

En ese entonces, rezan los escritos de su historia, el edificio estaba a cargo de un gobernador que residía en el mismo Palacio y, según el Reglamento del 16 de junio de 1853, “su administración debía comprender los ramos de seguridad, conservación, policía y ornato”.

Del gobernador dependían “un conserje, un escribiente, dos mozos, el arquitecto de Palacio, un capellán, un relojero, dos serenos y personal de limpieza”.

Francisco Zarco, político, periodista e historiador, describe la vida en Palacio Nacional de aquellos tiempos en un escrito titulado El presidente. La presidencia (La Ilustración Mexicana, 1855) con esa pluma filosa y burlona que le caracterizaba, animándose a deambular (figurativamente) entre sus muros.

Para saborear algo de aquel tiempo, vayan unos párrafos del gran escritor liberal de la Reforma:

“Suponed que es la hora que gustéis; el presidente por supuesto ha dormido, ha almorzado con tranquilidad, se ha vestido y se ha resignado a sufrir un nuevo día de su gobierno. A Palacio nadie va temprano, excepto uno que otro ministro que quiere adquirir reputación de actividad. El presidente puede, pues, por la mañana tomar el aire del jardín, se puede pasear por sus habitaciones, puede recostarse sobre un sofá y hojear los periódicos buscando impaciente los elogios que se han mandado hacer desde la víspera, o irritarse, o mirar con desdén los gritos de la oposición. Pocos presidentes aman la lectura; los más de ellos sólo tienen tiempo para dar un vistazo a los avisos: ¿para qué es más?

“Un hombre que gobierna a una nación entera ha de emplear su tiempo leyendo, ¡qué desatino!”.

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GEMAS: Martin Luther King III ha confirmado su presencia en la conmemoración dedicada a Vicente Guerrero el 14 de febrero, en Cuilápam de Guerrero, Oaxaca.

 

POR MARTHA ANAYA
MARTHAMERCEDESA@GMAIL.COM
@MARTHAANAYA

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