GOL GANA

Plantón afuera de la Comisión de Arbitraje

Una historia en la que cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia

OPINIÓN

·
Poncho Vera/ Gol Gana/ Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Foto: Especial

Muy molesto, el dueño de un equipo al que le quitaron tres puntos por haber presentado una alineación indebida en un partido, decidió irse a acampar, junto con cientos de sus aficionados, afuera de las oficinas de la Comisión de Arbitraje, hasta que se le revirtiera la decisión y se le devolviera la victoria que obtuvo en la cancha.

El juego lo había ganado por un contundente 3 a 1; su equipo estaba complaciendo a la grandísima cantidad de aficionados con los que cuenta. Esos tres puntos lo catapultarían al primer lugar de la tabla general y lo proyectaban como el máximo candidato a ganar el título de Liga. Sin embargo, repentinamente la historia tomaba una perspectiva un tanto negativa.

Una pifia administrativa le quitaría el producto en puntos de dicha victoria, le arrebataría el liderato general, y por lo tanto la posibilidad de disputar la final en su casa. Sí, un error de escritorio nublaba un poco las aspiraciones de campeonar en este certamen.

Resulta ser que el encargado de arreglar todo lo administrativo con la Federación de futbol olvidó increíblemente dar de alta a un elemento que, aunque no jugó, estuvo en la banca. Una equivocación difícil de creer que pueda suceder en el futbol profesional, pero lastimosamente sucedió.

No existió dolo, no hubo mala intención. Un descuido, únicamente eso. No fue una trampa voluntaria, ni una jugarreta para superar al adversario de manera indigna, nada de eso.

El reglamento es claro, dicha omisión se traduce en una derrota para el que la haya cometido. No hay vuelta de hoja, ni lugar a la interpretación, nada. La fría regla es tajante.

El dueño, al enterarse que de esa manera tan grotesca habían perdido el liderato general ardió en ira. El enojo, junto con su soberbia y despotismo, lo cegó. Su terquedad lo llevó a actuar irracionalmente, a encapricharse de manera penosamente desmedida.

Argumentaba que habían ganado en la cancha, y eso era lo importante, lo válido, lo demás no tenía relevancia alguna. Oídos sordos, ganaron con goles, y en el futbol eso mataba cualquier argumento. No aceptaría la sanción que lo derrotaba en el escritorio, imposible que la aceptara.

Mientras más pasaba el tiempo, más se entercaba. Le importaban poco los reglamentos que él mismo había aceptado. Ganó en la cancha, y por lo tanto le resultaba groseramente injusto perder.

Sus empleados, aunque sabían que estaba equivocado y que el error merecía una clara sanción, lo apoyaban, había que cuidar la chamba, lambisconear con el patrón.

La protesta subió de tono, con ofensas y amenazas sin pudor alguno. Plantones, boicots…

No, de ninguna manera iba a acatar el reglamento. Él era más grande, más importante que cualquier librito con unas cuantas palabras escritas…

POR PONCHO VERA
ALFONSO_VERA@HOTMAIL.COM
@PONCHO-VERA

dza